La llegada de la primavera en Holanda es toda un fiesta. Esta estación suele ser incluso mejor que el verano, y después del duro invierno, el cambio es radical. Cada año, el primer día primaveral, la gente se vuelve loca: el aire se impregna con el olor de las barbacoas, las terrazas se ponen de bote en bote haciendo misión imposible encontrar una mesa para sentarse y los parques se llenan de jóvenes y niños que hacen picnics y juegan al balón.
El primer año que estuve aquí no comprendía tanta excitación. Pero si no es para tanto... Ahora lo entiendo, y soy la primera en sumarse a la locura colectiva. Después de varios años por aquí, he vivido primaveras geniales, primaveras horribles, veranos lluviosos, inviernos suaves, inviernos gélidos, otoños veraniegos... Vamos, que nunca sabes lo que va a tocar, y hay que aprovechar cada día de buen tiempo como si fuera el último.
Hoy es uno de esos días, así que toca receta fresquita, sana y muy sabrosa. Y más fácil imposible. Ya que sólo lleva cuatro ingredientes, y van en crudo, lo más importante es que tengamos una materia prima de calidad. Cuanto mejor sea, más rica quedará nuestra ensalada.