Llevaba tiempo queriendo ir a un mercado navideño alemán, con sus puestecitos tan monos, sus pretzels, su vino especiado, las luces, los abetos... Y viviendo en Holanda es cuestión de coger el coche y plantarse allí, ya que en un par de horas estás en Colonia. Pero por una cosa o por otra cada año se pasaba la fecha sin haber ido. Éste sin embargo lo hemos planeado un poco mejor, nos reservamos una fecha para ir y listo. Y por fin, el sábado pasado estuvimos allí.
El mercado de Colonia dura un mes entero, este año del 25 de noviembre al 23 de diciembre. Es mejor ir entre semana porque está más tranquilo, pero nosotros, como la mayoría, preferimos aprovechar el fin de semana para ir, que no nos sobran los días de vacaciones. Esperando que el centro estuviera llenísimo, tanto de visitantes como de sus respectivos coches, decidimos seguir los consejos de la organización del mercado y aparcar el coche a las afueras, en el P+R de Marsdorf (aparcamiento, en este caso gratuito, con transporte público a lado) y allí mismo cogimos el tranvía al centro. No había máquina de tickets, por lo que tuviamos que viajar "gratis". Al llegar allí nos sorprendió ver que los aparcamientos del centro no estaban para nada llenos y podíamos haber dejado el coche sin problema. Para otra vez ya sabemos.
El mercado navideño de Colonia se compone de siete mercados. De ellos, el principal es el de la Catedral, situado en la plaza contigua a ésta. También están el de la Casa de los Elfos, el de los Ángeles, el del Puerto, el de Cuentos de Hadas, el Christmas Avenue y el de Stadtgarden. Nosotros no teníamos interés en verlos todos, si no los que nos diera tiempo hasta que nos cansasemos. Aunque el de la Catedral, los Elfos y los Cuentos de Hadas no queríamos perdérnoslos.
Después de comprobar que se nos había olvidado la tarjeta de memoria de la máquina de fotos y comprar una nueva, nos dirigimos al mercado de la Catedral. Antes de entrar impresiona ver todos los puestos tan bien decorados y ordenados delante de la catedral católica más alta del mundo. Cuando entras lo que impresiona es la cantidad de gente que hay, lo estrechos que son los pasillos entre los puestos, y ver cómo eres llevado por la marea humana.
Por suerte, no es todo el rato así y de vez en cuando se pueden encontrar sitios con más hueco. Casi todo lo que vimos en los puestos eran productos artesanos: adornos navideños, juguetes de hojalata y madera, velas, licores, jabones, tés, embutidos, quesos, panes, galletas, chocolate...
Aunque no muy tradicional, este puesto nos gustó mucho, con imágenes de personajes de culto del cine y la televisión: Tarantino, Batman, Breaking Bad, Audrey Herpburn, Marilyn, Star Wars... Todos nuestros favoritos.
Y llegamos a la parte más interesante: COMER!! Estos pretzels nos llamaban mucho.
Pero al final optamos por probar los reibekuchen con mousse de manzana, plato que había visto una semana antes en el blog de Vivi Hoy cocina Vivi. Los reibekuchen son unas tortas fritas hechas con una masa a base de patatas. En el puesto del mercado sumergían porciones de esta masa en aceite hasta que las tortitas estaban doradas. Estaban muy ricas y quedaban muy bien con la mousse de manzana, aunque eran demasiado aceitosas para mi gusto. Con menos aceite, como las hace Vivi, segura que quedan más ligeras.
La verdad es que elfos no vimos ninguno, pero los enanos estaban por todos lados. Ya fuese apoyados en su barril de cerveza kölsch...
En este mercado también vimos juguetes y adornos navideños
Y por supuesto comida y bebida. En esta caseta tan potxola nos pedimos un gluhwein y un weiber glögg. El gluwein, vino tinto caliente especiado, ya lo habíamos probado en otras ocasiones, pero el weiber glögg fue algo nuevo. Era de color amarillo y tenía un sabor más suave, con aromas cítricos. Para mí, más rico que el gluhwein.
La bebida nos la servieron en estas tazas tan monas de enanitos que, por supuesto, nos las cobraron.
Los puestos de comida de este mercado tenían muy buen ambiente...
... y estaban bien protegidos por ents!
A continuación fuimos a ver los mercados de los Ángeles, de los Cuentos de Hadas y Christmas Avenue, pero entre que empezábamos a estar cansados, los puestos tenían un poco lo mismo que en los anteriores y el mercado de los Elfos había puesto el listón muy alto, los vimos un poco más de pasada.
Eso sí, antes de marchamos hicimos una parada para comer una currywurst.
Esperábamos que nos pusieran una salchicha entera dentro de un pan, pero nos la dieron en un platito coratada y con salsa, y el pan abierto a parte. De cualquier manera, estaba bien rica.
Y ya cogimos el tranvía, eso sí esta vez pagando, para ir al coche y marchar de vuelta a casa.
Mereció la pena haber ido. El mercado estaba muy bien organizado, el ambiente era agradable y la decoración espectacular. Creo que el año que viene repetiremos,
Ya veo que lo pasasteis muy bien, me alegro mucho.Gracias por compartir.Besossss
ResponderEliminarQué bonito, estos mercados tienen mucha fama, todo el que va por la zona en esta época los visita y habla maravillas. Lo peor de estos sitios para mi son las aglomeraciones, que no puedes pararte donde quieres, vas arrastrado por el resto de gente que lo visita.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este post. Gracias por compartirlo.
Besos.
Ayer mismo vi a españoles que viven ahí, preciosa ciudad!! Besos
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu entrada, ahora tengo muchas más ganas de conocer esos mercaditos en vivo, jejjeje.
ResponderEliminarMuchas gracias por nombrarme y enlazar la entrada a mi blog, eres un amor.
Un besazo